Llevo años en la blogosfera. Primero como lectora, luego como autora de varias bitácoras. En todo este tiempo nunca le he revelado a nadie de mi entorno esta afición.
Nadie sabe que tengo un blog. Ni amigos, ni parientes… He decidido dejarlo totalmente al margen de mi vida personal. Este rinconcito es el sitio donde puedo hablar de cualquier cosa con total tranquilidad. Nadie que me conozca sabe de su existencia, así que no van a venir a pedir cuentas ni a juzgar lo que escribo.
Aquí no soy del todo yo, porque hay facetas de mí que quedan fuera. Aunque quizás soy más yo que nunca, porque muestro cosas de mí misma que en la vida real no me atrevo a enseñar.
A veces me pregunto qué visión tendrá de mí cada una de las personas que entra en esta página y lee lo que escribo. Cómo se imaginaran que soy. Si alta, baja, alegre, triste, aburrida o la alegría de la huerta.
Aquí mostramos nuestro yo más íntimo y a la vez no nos conocen de nada. Es curioso pensarlo.
Leyendo bitácoras ajenas puedes llegar a conocer a alguien mucho más de lo que le conocerán algunas de las personas de su entorno. Porque hay a quien vemos todos los días y que no sabe absolutamente nada de nosotros, pues únicamente cruzamos unas cuantas frases de cortesía. En cambio, aquí conocemos las alegrías y penas de los blogueros, sus sueños e ilusiones, lo que les quita el sueño y lo que les importa un carajo. Y ni si quiera nos hemos mirado a la cara ni una sola vez.
Es el milagro de la red. Tan fría y a la vez tan cálida. Es un simple ordenador ante tus ojos, o un millón de emociones que se esconden entre los millones de páginas web que están a nuestra disposición.
Y con la de bitácoras que podías haber leído, resulta que vas y terminas en la mía. Y a lo mejor soy alguien que si conocieras en la vida real te parecería la persona más insulsa del mundo, o nos llevaríamos a matar. Aunque también puede ser que si nos conociéramos, nos diésemos cuenta de que somos almas gemelas. Nunca se sabe. Y la duda, lo desconocido, para mí hace la red mucho más interesante. Hay millones de personas y escondidas entre todas ellas quizá puede que haya alguien capaz de cambiarte la vida. O puede que no y que todo esto no sean más que tonterías. Al fin y al cabo, ¿quién soy yo para opinar?
Genial reflexión... La red: tan fría y a la vez tan cálida... pero así es. Yo creo que si te conociera en persona, me caerías bien, seguro.
ResponderEliminarBesos!
Totalmente identificada, es la magia del mundo 2.0 A mí de momento me gusta que sea así.
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