viernes, 29 de enero de 2010

Maldito Febrero

Estoy a 22 créditos de acabar la carrera. Ya queda menos para terminar los exámenes de Febrero (que curiosamente son la mayoría en Enero) y si consigo aprobar todo seré por fin licenciada.

La gente se piensa que por tener pocas asignaturas va a ser un camino de rosas, nada más lejos de la realidad. El que tenga pocas es debido a que me han ido quedando para el final las que he sido incapaz de aprobar en cursos anteriores. En conclusión, me encuentro en un estado que roza el histerismo. Me paso el día estudiando, por la noche tengo insomnio y, cuando por fin me duermo, sueño con que estoy estudiando de nuevo, con que hago algún examen o con que voy a mirar alguna nota y resulta que he suspendido por los pelos.

Mis familiares y amigos están convencidísimos de que en unas semanas estaré buscando trabajo, me tienen más fe de la que yo misma me tengo.

En fin, sangre fría, que ya queda poco.

estudia

lunes, 25 de enero de 2010

Cobarde

Suelo presumir de ser una persona que cuando quiere algo va a por ello y lucha por conseguirlo. Siempre he tenido un tanto de fama de mujer fatal y que no se corta un pelo en decir lo que piensa. Más de uno ha terminado rojo como un tomate y sin saber dónde mirar por alguno de mis comentarios algo subiditos de tono. Pues bien, se ha cruzado alguien en mi camino que me descoloca completamente. Delante de él me quedo desarmada y no sé qué decir ni qué hacer.

Me gustó desde el primer momento en que le vi. Esa sonrisa descarada, esos ojitos de niño bueno y ese cuerpo de escándalo se metieron en mi cabeza y se quedaron allí grabados.

Le conocí en un garito en el que él trabajaba y yo acudía con mis amigas a pasar el rato. Siempre que nos veíamos me saludaba y me soltaba esa sonrisilla que tanto me gustaba. Pero no le vi durante mucho tiempo, cambiamos de bar de moda y dejamos de encontrarnos. Hasta que tres o cuatro años después volvió a cruzarse en mi camino cuando resultó que nos apuntamos al mismo gimnasio. Él se acordaba de mí y siempre charlábamos un poco y nos contábamos nuestras cosas. En ese tiempo tenía pareja y nunca se me pasó por la cabeza intentar ligar con él, pero me parecía el hombre más guapo que había visto en mucho tiempo.

Al cabo de los meses tuve que dejar de ir porque mi agenda no me lo permitía, tenía mil cosas que hacer y no me quedaba tiempo para mí, así que estuve como un año sin aparecer por allí. Ahora he vuelto, estoy soltera y él otra vez se ha cruzado en mi camino.

Hemos vuelto a las charlas, a las risas y, de vez en cuando, coquetea conmigo. El problema es que no soy capaz de responderle. Me río, cambio de tema… lo que da la impresión de que no tengo ningún interés en él, cuando me ocurre todo lo contrario. Me pone nerviosa y no sé reaccionar, me bloqueo y busco la manera de salir de la situación. Puede parecer estúpido, pero me pasa y no me había ocurrido antes. Normalmente le hubiese dado a entender claramente que estoy interesada en él, pero me veo incapaz.

La semana pasada me levante una mañana diciéndome que ese iba a ser mi día, que me iba a plantar delante suyo y a decirle que me muero de ganas de comerle. Cuando le tuve delante me desinflé y terminé como todos los días, sin decir nada y sintiéndome imbécil, como si no fuera más que una quinceañera acobardada.

miércoles, 20 de enero de 2010

Valiente

Mi última relación acabó porque poco a poco el amor que sentía se fue extinguiendo. Cada día él dejaba un poquito más de ser mi pareja para convertirse en un buen amigo, casi en un hermano. El problema era que él seguía enamorado de mí y era plenamente consciente de que progresivamente me iba alejando de su lado, sabía que me iba a perder.

Luchó con todas sus fuerzas por mantenerme junto a él. Hacía mil cosas por hacerme sentir bien, me trataba como a una reina y a todas horas decía lo mucho que me amaba. Pero no conseguía más que acrecentar mi angustia. Sabía que tenía que terminar con esa relación pero no era capaz de hacerlo, y cada vez que iniciaba la conversación en la que pretendía dejarle, se inventaba mil excusas para que no terminara con aquello. Decía que todo se iba a arreglar, que íbamos a volver a ser los de antes, y yo me dejaba engañar porque en el fondo era lo que deseaba, recuperar la bonita historia que tuvimos. Pero no era más que una utopía. El amor ya se había ido y sabía que no iba a volver. Tenía que salir de ahí para poder ser feliz y que ambos pudiésemos rehacer nuestras vidas.

Me costó meses ser capaz de terminar del todo. Lo dejábamos y al cabo de unas semanas le volvía a dejar colarse en mi vida. Enseguida me arrepentía, porque estaba claro que eso era un error y me atormentaba por ser tan cobarde, por hacerme tanto daño a mí misma por no hacérselo a él, aún cuando de todos modos le estaba haciendo sufrir con tantos miramientos.

Al final todo terminó y pude respirar tranquila, ver que realmente eso era lo que necesitaba, lo mejor para los dos.

De aquella experiencia me llevo algo aprendido. Qué hay que ser valiente y tomar medidas en el momento oportuno, sin miedo a equivocarse. Tantos titubeos sólo llevan a una espiral en la que sufres y haces sufrir. Es inevitable que cause dolor el terminar con una relación en la que ha habido tanto amor, pero a veces ese dolor es el camino más corto hacia el sentirse bien de nuevo contigo mismo.

De aquí saco esa mujer que tanto me cuesta ser pero en la que poco a poco intento convertirme: una mujer valiente.

lunes, 18 de enero de 2010

Apertura

Bienvenidos.

Esta no es mi primera vez en el mundo de las bitácoras personales, pero no voy a decir de dónde vengo ni a hablar acerca de mi anterior experiencia, ya que quiero desvincular totalmente este blog del anterior. Cualquier día puede que algún antiguo lector encuentre este sitio y me reconozca, pero no seré yo quien  de la clave.

Rojo. Me encanta ese color. Elegante. Símbolo de la pasión. Muchas veces lo utilizo para vestirme y dicen que es el color que mejor me sienta, así que por eso lo he elegido.

redshoesComo el rojo, yo también soy pasional. Amo con intensidad y odio igual de intensamente. No soy una mujer de medias tintas.

Espero que os apetezca conocerme.

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