¿Cuál es el concepto de diversión de la juventud actual? ¿Pillarse una cogorza día sí, día también? Me resulta muy triste pensar que hay tanta gente que sólo es capaz de divertirse si hay unos cuantos cubatas de por medio.
La mayor parte de la gente que conozco, sale para emborracharse y miden lo que se han divertido una noche en base a la magnitud de la resaca. Puede que al día siguiente se encuentren como si una caballería les hubiese pasado por encima pero, da igual, porque ¡vaya pedo me pillé anoche! Y como yo no me he emborrachado, pues es imposible que me lo pasase tan bien como ellos.
No soy totalmente abstemia. Simplemente no me suelo emborrachar, no me parece divertido. Me conformo con tomar un par de copas tranquilamente cuando me apetece. Si llevo el coche no bebo. Y también hay días en que me apetece más tomarme una coca-cola que un cubata. Que queréis que os diga, soy así de “rara”.
Mis amigos son de los supuestos “fiesteros” que salen siempre que pueden y no son capaces de estar en un garito sin una copa en la mano. Se extrañan de que todas las noches que salgo con ellos termine mosqueándome. Y es que, cuando llevan 3 o 4 copas encima empiezan a insinuarse. Con cada copa adicional, sus frases empiezan a subir de tono, hasta alcanzar un grado bastante soez. Cuando me sueltan perlitas del tipo “te la metía hasta el fondo”, dejo de ser simpática y paso a cagarme en todos sus muertos.
No sé, repito que seré rara, pero no entiendo su concepto de pasárselo bien. Cuando llevas demasiadas copas encima las cosas dejan de ser divertidas.
No se me olvidará el comentario que me hizo un día un chaval al que acababa de conocer y que era amigo de un amigo de mis amigos (¡que enrevesado suena!). Bueno, la cosa es que el tío me suelta que para qué coño salgo si no pienso beber. ¿¿¿Perdón??? ¿Acaso es obligatorio? Yo salgo a charlar, bailar, escuchar un poco de música, conocer gente,… ¿si no bebo dejo de ser guay? Pues sí, básicamente eso es lo que me dijo, que vaya vida más triste la mía si no me emborrachaba. ¡Para triste tú muchacho!, ¡que no eres capaz de divertirse si no llevas una buena tajada encima! (Añado que el susodicho empezó la noche calladito y muy serio, y sólo empezó a relacionarse con los demás cuando se había bebido media botella de whisky).
En fin, que últimamente cada vez que salgo me siento un bicho raro, y no creo que debiese ser así.