jueves, 8 de abril de 2010

Cierra los ojos

Cierra los ojos y deja volar su imaginación…

Le acarician esos dedos que han recorrido cada milímetro de su cuerpo cientos de veces a lo largo de varios años de relación. Y a fuerza de repetición, ya no siente nada cuando la tocan. Se pregunta qué fue de la pasión que antes eran capaz de desatar en ella. Una miraba, un roce, bastaban para volverla loca. Se comían a besos con locura, no se cansaba de gozarle. Pero de eso ya hace mucho. Le quiere, claro que le quiere, como se quiere a un amigo que ha sido cómplice de tu vida durante mucho tiempo. La pasión, el deseo, son agua pasada.

No es capaz de abandonarle. Se siente cómoda a su lado, protegida. Él le aporta la estabilidad que tanto anhelaba. Conoce cada una de sus manías, lo que le gusta y lo que no, sabe cómo ha de actuar a cada momento. Sería tan complicado tener que volver a empezar de cero…

Así que, ahora, mientras está sentada en la cama junto a él, cierra los ojos y deja volar su imaginación. Piensa en ese compañero de la oficina que le parece tan aterradoramente atractivo. Cada vez que se rozan accidentalmente, siente que su corazón se acelera, galopa de una manera que tenía olvidada. A veces siente como si se marease ligeramente cuando se acerca y siente su olor.

Imagina  que son los dedos de ese chico los que surcan su piel, sus labios los que la besan. Es la única manera que encuentra de sentir algo.

No hay duda de que su corazón le pide volar. Abandonar su cómoda vida, cambiar de aires y volver a sentirse viva; pero es incapaz de dar el paso. Demasiado miedo, demasiadas complicaciones. Sigue como siempre, anhelando algo que no tiene y resignándose a esa vida que ella misma se ha impuesto.

Sólo tiene 26 años y ya ha renunciado a la pasión.

A sus 26, también ha renunciado al amor.

3 comentarios:

  1. Hoy hablaba con mi hermana de eso, el amor pasa por fases se transforma y otras veces acaba...saber distinguir una cosa de otra, es dificil, mucho mas dar el paso...

    UN besito

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  2. ¿Con 26 años?, mal pronóstico tiene el asunto.

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  3. Blind-y: Terminar con una relación puede hacerse realmente difícil, porque es complicado saber si se está haciendo lo correcto o si todavía existe la posibilidad de arreglar las cosas. Así es el amor... (o el desamor).

    Euclides: Sí, muy mal pronóstico. Demasiado jóven para renunciar a ser feliz.

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