La otra noche salí a tomar algo con unos amigos y me encontré con el chico de este post.
Entramos a un bar de copas y le vi en la barra acompañado por dos personas que no conocía (a la novia no la vi por ninguna parte). Le saludé, cruzamos unas cuantas frases de cortesía y me fui a sentar con mis amigos en unos sofás al fondo del local. No volvimos a cruzar palabra hasta que me levanté y tuve que pasar por su lado camino del cuarto de baño, momento en el cual se me acercó y empezó a preguntarme que tal iba la noche y otras cosas por el estilo. Tras presentarme a sus amigos, les sugerí que podían venir a sentarse con nosotros y así seguíamos charlando todos juntos. Aceptaron mi invitación y, al cabo de un rato, estábamos hablando de mil cosas y riéndonos sin parar.
A eso de las 2 sus amigos nos dejaron, ya que tenían que trabajar al día siguiente, pero él decidió quedarse un poco más y nos fuimos los cuatro a otra garito que sugirieron mis amigos, que andaban con ganas de juerga y querían algo más de marcha. Al cabo de un rato y aprovechando que yo “estaba bien acompañada”, se largaron de ligoteo por ahí y nos dejaron a los dos solos. Y ahí fue cuando el muchacho se empezó a poner cariñoso…
Al principio solo fue el típico tonteo sin importancia (o al menos eso supuse yo). Mientras nos contábamos cosas de nuestras vidas, dejaba caer de vez en cuando un “que guapa estás hoy” o “tienes una mirada preciosa”. Y todo hubiese seguido bien si no hubiera sido porque, en un determinado momento, intentó besarme.
Mi reacción fue pararle poniéndole una mano en el pecho y preguntar:
- ¿Y tú novia?
A lo que él se sonrió y respondió:
- No va a enterarse.
Con eso ya había tenido bastante, así que decidí dejarle plantado e irme en busca de mis amigos no sin antes decirle:
- Mira tío, eres un capullo.
Y eso fue todo.
Ya sé que si no es conmigo será con otra, pero al menos yo me he quedado con la conciencia tranquila y no he contribuido a que los cuernos de su novia sigan creciendo. ¡Bastante tiene que tener ya la pobre!