viernes, 12 de febrero de 2010

Sensaciones

Me miras, sonríes y no puedo parar de pensar en tu boca en la mía y tus manos acariciándome. Tu boca, esa boca que he deseado desde la primera vez que te vi, preguntándome una y mil veces cómo besarán esos labios, qué se sentirá al tenerlos recorriendo mi cuello. Tus manos, que son como siempre me han gustado, grandes y masculinas pero suaves y cuidadas. Imagino cómo sería sentir tus dedos recorriendo mi espalda, quitándome la ropa, haciéndome tuya de una vez por todas. Imagino cómo debe ser dormir entre tus brazos, oliendo tu cuello, sintiendo tu respiración, sabiendo que esta noche eres mío y de nadie más, que hoy no importa nada más que eso.

Pienso en los meses que han pasado sin que nadie me toque, porque no he deseado a nadie más que a ti en este tiempo, porque he sido incapaz de intentar conseguirte. Estás tan cerca y a la vez tan lejos, que cuando me dices “preciosa” sólo siento no saber dejar de ser esa chica distante y de pocas palabras y enseñarte que, aunque parezca fría, bajo esa fachada soy puro fuego. Fuego que arde cuando tú estás cerca. Fuego que se apaga cuando te alejas. Fuego que sólo quiere tenerte.

fuego

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